sábado, 13 de marzo de 2010
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(seleccionada por la revista Quimera en su lista de lo mejor del 2010)
«Me arriesgaré a decir lo que pienso de Mario Cuenca Sandoval. Pienso que posee un talento literario inconmensurable, que escribe como un maestro, que tiene una prosa de altísima calidad, que está al nivel de los mejores (y no hablo de los mejores de España, sino de los mejores en general) (…) Esto es literatura. Esto es la literatura. Esto es la literatura del siglo xxi» (Andrés Ibáñez, ABC de las artes y las letras)
«un libro que, si hubiera justicia en el mundo, estaría en lo más alto del ranking de novelas españolas del año» (Javier Calvo, en su blog)
«Cuenca Sandoval consigue una atmósfera de violencia, irracionalidad, sinsentido, terror o angustia en la línea de las mejores páginas de la literatura antibelicista y antimilitarista. (…)Lo mejor de El ladrón de morfina reside en la excepcional capacidad de Cuenca Sandoval para narrar creando constantemente vigorosas y personales imágenes.» (Santos Sanz Villanueva, El cultural de El Mundo)
«El ladrón de morfina es una historia perfecta creada por un novelista a quien no puedo más que tildar, corroído por la envidia, de pedazo de escritor», Álvaro Colomer, Culturas, La Vanguardia)
«espléndida, hipnótica, exigente y alucinada revisitación del horror de Joseph Conrad, sampleado a partir del Apocalypse Now de Coppola y el Árbol de humo de Denis Johnson» (Ricard Ruiz, El Periódico de Catalunya)
«El ladrón de morfina probablemente lleve también al lector a interesarse por el futuro de Mario Cuenca Sandoval, que sospecho que será el futuro de la literatura española» (Patricio Pron, El boomerang).
«El ladrón de morfina se sirve de un hermoso lenguaje, con un raro sentido de la metáfora. Es un libro completo, de una coherencia diabólica, y, sin embargo, inagotable. Deja al lector admirado y "groggy"» (Fabrice Lardreau, Transfugue)
«un trazado narrativo asombroso cuyos puntos de vista en primera, segunda y tercera persona perfilan un encadenado demoledor y apabullante. (…) un libro insólito, consecuencia de una decisión arriesgada cuya letra nada dócil necesita de un lector dispuesto a serlo y necesariamente exigente. Un lector que será recompensado por su esfuerzo, pues con mirada hipnótica y alucinada verá cómo se desmenuzan los más variados horrores de la guerra, pero desde una perspectiva que desde el inicio de la novela ya se vislumbra distinta. (…) Cuenca Sandoval ha escrito una novela estupenda.» (María José Obiol, Babelia)
«una maquinaria sumamente eficiente, una pieza de ingeniería en la que cada engranaje, rueda, pieza han sido ajustados con una precisión técnica asombrosa, para poner en marcha un texto transparente, en cuya elaboración hay tanto de arte como de mecanismo. (…) Una intensa experiencia intelectual» (Paloma González, El Heraldo de Aragón)
«una de las voces más interesantes del panorama literario de nuestro país, con una apuesta estética a la vez sólida y arriesgada, una prosa precisa y una portentosa imaginación» (Juan Jacinto Muñoz Rengel, en RNE 5, Literatura en Breve)
«Mario Cuenca Sandoval agarra un modelo, lo zarandea, nos lo entrega diferente: la novela de entretenimiento con motor bélico queda, en sus manos, mejor que antes. ¿Aseguraba el eslogan que no imites, sino que innoves? Pues innova imitando, entonces, o reinventando, o imita e innova al mismo tiempo, pero el caso: escribe novelas fascinantes, como El ladrón de morfina.» (Elena Medel, Calle 20).
«una obra densa y ambiciosa, meditada e impecablemente construida sobre la convicción de que la literatura puede y debe ser más que entretenimiento.» (Pablo Chul, Ámbito cultural)
«Cuenca Sandoval narra con una facilidad, precisión y capacidad evocativa que intimidan» (Roberto Valencia, Quimera)
«El relato gira, enalzando hábilmente identidades revueltas, repeticiones y desfases. Cuenca Sandoval varía las direcciones - él, yo, tú -, desliza diálogos, se permite los incisos, los flash-back, las digresiones. (…) Pero este rodeo se integra perfectamente en un tejido compuesto de breves fragmentos que se embalan con una precisión onírica.» (Isabelle Rüff, Le Temps)
«Mario Cuenca Sandoval es, a día de hoy, el novelista más interesante de su generación… si es que no sea ya, tal vez, el mejor.» (Josef Mielczarczyk en el blog Vertical 286)
«una novela febril y mágica, que si recuerda en algunos aspectos a la mítica Matadero 5 de Vonnegut, opera sobre el lector como una droga indispensable. (…) Sandoval no libera a su lector, lo implica en meandros tanto exteriores como interiores y, narrador sagaz, suministra una estupefaciente cartografía de la guerra: sus esperas, sus agujeros negros, sus fronteras porosas. Muy de su estilo a la vez simple y volcánico, paciente e incandescente (un equilibrio por lo menos virtuoso…), Sandoval puede por lo tanto pasearnos por todas partes, con la desenvoltura intimista de un Fresán, (…) Una pequeña maravilla venida de Andalucía, de uno de los autores más prometedores de la nueva guardia española. Se espera ansiosamente, por lo tanto, la traducción de su primer novela, Boxeo sobrio hielo.» (Le Clavier Canibale)
«El ladrón de morfina es una novela-puzzle en cinco piezas que encajan a la perfección. Como en los mejores rompecabezas sabemos cuál es la imagen que va a resultar al finalizar el montaje, pero no somos conscientes de toda su belleza hasta encajar la última pieza. (…) Una de las más hermosas novelas sobre el terror que provoca el ser humano sobre el ser humano.» (Carmen Moreno, Letraatlántica)
«El Ladrón de morfina es una novela de aventuras cuyos héroes son los estados de conciencia son los héroes. La guerra es más que la realidad, es una realidad paralela» (Mathieu Lindon, Libération)
«intensa y evocativa, abierta a la perplejidad» (Antonio Luis Ginés, Cuadernos del sur, Diario Córdoba)
«una de las voces más sugestivas y rompedoras del panorama narrativo patrio (…). La prosa de Cuenca es poesía, poesía de la pesadilla, de lo atroz, de la extrañeza ante el hecho de ser hombres» (Manuel Moyano, La Verdad de Murcia)
«Mario Cuenca Sandoval ha escrito un impecable libro de acción bélica, rasgado por una fina aguja de lirismo. La edición de 451 es preciosa e incluye varias ilustraciones impactantes. Esperemos que Mario finalice pronto su tercera novela. Hasta entonces habrá que conformarse con releer fragmentos, pero qué fragmentos» (Ariadna G. García, La tormenta en un vaso)
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